EL PODER DE LA MÚSICA

La música y el sonido son, quizás, las herramientas más poderosas que tenemos a nuestra disposición para crear y expandir nuestro camino en el viaje humano.

Todo se concibe en el origen a través de las frecuencias, a través del sonido.

Venimos del sonido, somos generados por el sonido, y existimos a través del sonido, la vibración, las frecuencias. Por tanto, aquel que tiene la capacidad de crear lo que llamamos música, que es un conjunto de sonidos, podemos decir que tiene una responsabilidad excepcional, porque a través de su creación puede cincelar, manipular, cambiar, transformar cualquier cosa. Este es un conocimiento y una habilidad que se ha ocultado durante miles de años por razones obvias, pero que pronto saldrá a la superficie y estará al alcance de todos. A pesar de que todavía hay una gran cantidad de informaciones que están ocultas, que están escondidas, que aún no han salido a la superficie, sin embargo, el que crea sonidos y el que crea música, puede – si su intención es pura, si su intención está desprovista de la presencia del ego, pero es el resultado de su conexión con su esencia eterna y en consecuencia, con la fuente de la vida misma – el creador de música puede crear

experiencias musicales que disuelvan y disipen instantáneamente la ilusión de separación, y llevan al oyente a una vibración de puro amor, de conciencia pura.

La música, quizás más que cualquier otra cosa que tengamos disponible en este momento en el planeta, puede hacer esto en pocos instantes y por lo tanto, el músico o el que crea sonidos, que ha alcanzado un alto estado elevado de conciencia, se encargará de crear

experiencias musicales, no para el lucro, ni por la fama, ni para aceptar las condiciones de la industria del espectáculo, de la industria de la música, que son industrias que existen simplemente para el lucro y el condicionamiento del colectivo, sino que utilizará la música y creará la música con la intención de ayudar al proceso de recordar, de despertar del colectivo humano, de aquellos que están listos para despertar.

Así que confeccionará, creará un producto y después lo interpretará en vivo o lo compartirá a través de canales de música, con la intención de ser un apoyo, con la intención de susurrar en las células de cada individuo, el recuerdo de que solo existe el amor, el recuerdo de que todos somos hermanos y hermanas y que todos venimos de la misma fuente, y que estamos aquí para experimentar y evolucionar a través del gozo, la co-creatividad, a través de la conexión de nuestra unicidad y compartirla con el entorno, a través de las leyes de resonancia con las cuales atraemos sin esfuerzo y sin manipulación a aquellos que sienten la vida como la sentimos nosotros y, por lo tanto, con ellos podemos danzar una danza especial, única, maravillosa que es de soporte para la vida.

El sonido puede recalibrar las condiciones de salud de un físico, de un cuerpo. El sonido puede manifestar, cristalizar, concretizar los sueños que provienen de nuestra imaginación más profunda.

El sonido puede derretir emociones bajas y elevar nuestras frecuencias. El sonido es fundamentalmente la herramienta de la vida para crear, para crear hologramas, para crear matrices para crear sistemas operativos, con los cuales podamos, como almas, tener una experiencia. Así, el músico, o aquel que a través del gozo, se siente atraído a crear sonidos, en el momento en que hace eso se conecta con su parte más pura, se conecta con el instante fugaz, y desde ese nivel de apreciación, donde reside el alma, empieza a tocar, comienza a crear sonidos y en ellos pone su amor, que es el amor de la esencia eterna, que es el amor de la fuente de la vida.

Y este sonido, esta música, esta melodía, cuando se expanden en el entorno, disipan la ilusión de separación, disuelven las contracciones que vienen del miedo y bajas emociones y crean unidad, un sentido de unión que solo el amor puede crear.

Este es el resultado de utilizar el sonido y la música de la mejor manera. Esta es la responsabilidad que tienen los músicos en este momento de gran transición en el camino humano.